Camino a casa desde Monte Carlo, decidí renunciar a mi pasaje y pagar por un asiento de solo ida en el jet privado de Larry Flynt. Serían solo 12 horas para llegar a Las Vegas. 2q3b3i
Phil Ivey, Gus Hansen, Mike ”The Mouth” Matusow y yo habíamos acordado jugar una mesa de US$400-US$800 limit poker durante todo el camino, entonces no había nada de qué quejarse.
Estábamos volando y jugando poker (por lo que el tiempo pasa más rápido), y quizás podría ganar US$50.000 camino a casa.
Contratamos un dealer que nos distribuyera cartas hasta nuestro destino y las cartas volaron antes que el avión. Como Ivey ganó ambos eventos en Monte Carlo a lo largo de las anteriores dos noches (ganó US$1,6 millones), y como estaba acostumbrado a jugar con límites menores, pensé que no traería su mejor juego. Estaba equivocado.
Gus tampoco no estaba acostumbrado a estos límites, por lo que pensé que jugaría bien loose y lo hizo, pero igual me mató a mí y a Matusow.
De hecho, Gus hizo del juego más que US$400-US$800 con su estilo super agresivo y, luego de siete horas, Mike y yo íbamos perdiendo más US$75.000 cada uno. Para tener a dos jugadores perdiendo más de US$75.000 por cabeza en cualquier punto durante un juego de US$400-US$800, normalmente sería impensable. Pero tienes que entender factor del “efecto Gus”.
Cuando perdí poco menos de US$80.000, mi pasaje original en primera clase se veía bastante atractivo. Por cierto, Matusow estaba jugando rudo todo el camino. Yo sentí que también estaba jugando bien. Sin embargo, Mike terminó perdiendo US$96.000, y yo tuve la fortuna de disminuir mis pérdidas en unos US$18.000.
Jugamos un four-game ”mixed-game”, incluyendo “Omaha eight or better”, “Hold ‘em”, “deuce-to-seven triple draw”, y “Chinese poker”. Durante el juego, Ivey jugó al Hold ‘Em particularmente bien. En una mano aumentó con A-10 y yo igualé en la ciega grande con K-10. El flop fue 10-6-5, y yo aposté US$400. Ivey aumentó a US$800, yo resubí a US$1.200, y Ivey igualó. Luego aposté US$800 ”a ciegas” — antes de cual era la siguiente carta. Cuando llegó un 7, Ivey igualó.
Esta vez esperé a ver la última carta — no quería apostar a ciegas a un board como 10-6-5-7-8. Pero fue una J. Aposté US$800 y Ivey aumentó a US$1.600.
Igualé y Ivey se llevó un buen pozo.
La mano se jugó de la manera que tenía que ser jugada. Tuve la mala suerte en el lado K-10 de la mano, pero la subida de Ivey fue de “superstar”, sobretodo si estaba dispuesto a foldear su mano por uuna resubida mía. De hecho, la J al final me congeló de resubir.
Entonces no lograba que le resubiera a no ser que yo estuviera super-poderoso, y en ese caso, él foldearía su mano. Y yo puedo igualarle si tengo un 10 con cualquier kicker, lo que era probablemente una juego de four-handed, especialmente conmigo en la ciega mayor.
La próxima vez, voy a volver en el jet, pero sin subestimar a Ivey.